26 febrero 2005

Cualquier cosa Nº2

En una pieza obscura, un mantel manchado por algun té que nunca probé, le corta las venas con un cuchillo para untar, a una cortina cómplice de amantes secretos, y deja entrar la luz que delata al sucio trapo, que no hacía más que acariciar las rodillas de sus amos; un vaso borracho hasta la médula insulta a las servilletas que con sus galeras hacen alarde de sus dobleces; los tenedores de smoking sacan a bailar a los cuchillos, y lustran los platos con su 2x4.La cuchara de postre, que es la última en entrar a las cavernas, se pone a tomar sol en una compotera vacía, y las sillas se van rompiendo un poco más. El suelo toma apunte de las huellas que pasan por entre una puerta que no logra ocultarlas. Y los escalones miran para abajo, y ayudan a la escalera a elevar a los dos, que se rinden el uno al otro en un cuarto donde el colchon sufre con ese rinraje que los enamorados le juegan a San Pedro.
Cuando alguno de los dos se rinda a hipnos, el otro se irá o se quedará para siempre. Y los chicos corren y corren; juegan y se marean; tienen la luz de las velas en sus ojos, y beben licor en el edén.Parodia del diablo y su reina, que no debe seguirse al pie de la letra. No me hagan caso, todavia sigo vivo. Pero hagan caso cuando me muera.

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