17 febrero 2010

Qué extraño...

Tengo que ser sincero: extraño la ciudad de Tandil. Extraño la vida de estudiante en Tandil. Y recién llevo dos meses re-instalado en la casa de mis viejos en mardel...

Saber que no voy a volver este año a cruzar la plaza del centro desde la pensión para ir a cursar a la facu me duele. Saber que no voy a vivir con 15 extraños en una casa enorme, ni a caminar hasta la terminal de micros para comprar pasaje hacia Mar del Plata me duele.

Tener la seguridad de que nunca más voy a llegar tarde a una clase en el tercer piso de aquel edificio que siempre se está por caer a pedazos me duele. Pensar que no voy a enfrentarme a nuevos temas por aprehender en clases poco pobladas, sentado en sillas medio rotas, sobre pisos completamente quemados por los cigarrillos de alumnos y docentes, me duele. Ni a pelearme con profesores y ayudantes para convencerlos de que Pasolini dice estupideces, o que sus clases me parecen mal dadas.



La noción de no volver a cruzarme todos los días a Mariela y Ana, las encargadas del departamento de alumnos; ni a escuchar durante las clases los cantos a grito pelado de los estudiantes de teatro corriendo por los pasillos. No volver a estar detrás de una mesa como estudiante ad honorem en el Festival de Cine de Tandil, junto a compañeros de mi año y de otros me duele. Nunca más cargar una caja con luces en reparación permanente, ni pedirle a los bedeles equipos para algún trabajo urgente de un profesor apurado por los paros y las entregas de las notas.

Nunca más caminar por las calles de Tandil escuchando música de camino al supermercado monarca. Saber que la pieza en la que dormí durante cuatro años, con la ventana al pasillo (donde hay otra ventana), no me espera para que acomode mi comida, mi compu, mis cajas, mis fotocopias, mi ropa. No volver a ver todos los días a los gatos de al lado a los que salvamos de inanición entre los pensionistas (más allá de que algunos les hayan querido enseñar a volar =P). Ni pasarme media hora de alguna tarde tirándole la pelotita a Olivia, la perra de la pensión. O nunca más volver a despertarme para tener que ducharme en esos baños feos feos.

Duele. Duele pensar que todo eso se esfumó.
Que ya no está. Que ya no va a volver.
Que parte de mí se quedó ahí.
Pasando calores insufribles por los días de sol.
Y frío polar por las noches de helada.
Que dejé mucha gente que no voy a olvidar.
Que hay mucha gente que hubiera querido traerme para acá.
Para allá. A cualquier lugar.

Y no están.
Siguen allá.
Caminando por esas calles angostas.
Esperando llegar por fin a la esquina.
Yendo a tomar mate a la plaza.
Bajando de colectivos cortitos.
Recorriendo el centro de 7 cuadras.

Qué extraño...
...pensar que hace sólo dos meses extrañaba con la misma intensidad a Mar del Plata.

¿Será así como se sienten los que tienen que emigrar
y se encuentran con un hogar aquí y otro allá?
Dejando el alma puesta en más de un lugar.

3 comentarios:

Unknown dijo...

still my guitar gently weeps

Fer dijo...

Muy bueno Fede!

Si bien sigo en Tandil, también extraño muchas cosas de cuando estaba en la pensión con vos y los demás.

Muchas charlas de trasnoche de los más diversos temas, ya sean tormentas, colisionadores de hadrones, de series, libros, llenando pizarrones de acertijos o números de lost. O compartiendo horas de ciber intentando exterminar la humanidad a través de un juego, o compitiendo en juegos raros, compartiendo algun libro o momentos de felinos voladores :P

No siempre he encontrado esas cosas donde he estado y la verdad que disfruté mucho todo eso y se extraña. Por suerte está facebook para mantener aun alguna charla de esas raras en los comentarios jajaja.

Saludos!

Fer

Anónimo dijo...

Hola Fede!
Aunque no lo creas, esas cosas se pueden extrañar mucho aun no yéndote de Tandil. Yo sigo acá, en mi escritorio del Departamento de Alumnos, y extraño mis días de estudiante en los que estábamos todos juntos acá y todo era una fiesta! Vivir 4 en un monoambiente. Juntarme a "estudiar" a cualquier hora...
En fin, gracias por la mención mía y de Ana en negritas.
Nos vemos en algún turno de exámenes.
Saludos cordiales,
Mariela del Departamento de Alumnos.