15 mayo 2006

Carta para afuera (en construcción)

Estimado señor:
lo que pasa es que de chico acostumbraba a darme algún viaje a la Luna u otros mundos. Solo eran viajes de placer.
Una melodía escuchada al pasar, o una imagen corriente o fantástica, me arrastraba hacia cualquier lado. Mi cuerpo podía seguir caminando, que yo, mi mente y alma andábamos volndo entra nubes, mares y montañas.
Y ocurre que me acostumbré a viajar. Por eso, hoy busco en cualquier lado una boletería donde sacar un pasaje. Y la encuentro por doquier.
A diferencia de las demás personas, yo quiero que algunos de mis viajes de placer(aunque no todos) sean viajes de negocios, señor.
Y a diferencia de otras tantas personas, mis viajes no requieren de combustible alguno para sus motores y vehículos.
El problema radica en que tanto viaje constante no le hace bien a nadie; y por el cambio de horario, mi vida en ambas realidades, esta en la que escribo, y las demás en las que habito, se ve dificultada.
Y lo que a usted le pido, señor, es que junte las realidades de las que provengo, a esta en la que mi cuerpo se halla atado.
Sin más que decirle, me despido diciéndole hasta pronto, porque en poco tiempo realizaré un viaje en el que lo visitaré nuevamente. Esta vez me gustaría llevar algún acompañante, aunque no se si podré lograrlo.
Cordialmente,
un exiliado.

No hay comentarios.: